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Miguel Lorenzo

15/07/12

Un estudio sobre la huella de carbono revela que ésta es mayor cuanto menos transformado está el producto

La Huella de Carbono es el sumatorio de emisiones de gases de efecto invernadero, tanto directas como indirectas, que se producen a lo largo del ciclo de vida de un producto. Conocer cuáles son los factores que más pesan en este sumatorio puede permitir tomar decisiones de optimización de esa parte del proceso o incluso de sustitución de tecnologías si es pertinente. Esta información cuantitativa, muy dispersa e incompleta en nuestro país, ayudará a las empresas agroalimentarias en sus decisiones y a las distintas administraciones en la conformación de políticas acertadas.

Es necesario evitar un falso debate entre sectores o empresas sobre quien emite más o menos emisiones y, por lo tanto, es más o menos sostenible. Cada producto tiene sus características en este sentido y en muchas ocasiones un producto tiene más huella por estar más transformado, ser más nutritivo, tener un envase con determinadas características, etc. Lo importante es comprobar las posibilidades de reducir esa huella en el futuro.

Una de las conclusiones generales del estudio es la importancia en la formación de la huella de la fase de producción agropecuaria, mayor cuanto menos transformado es el producto. Llegan a representar en frutas, hortalizas y maíz más del 70% de la huella, especialmente por las emisiones provocadas por la fertilización y el balance del nitrógeno en el suelo.

El estudio rebaja el peso que la distribución logística tiene hasta el punto de venta, incluyendo el transporte por carretera. Incluso, en productos de exportación, esta cifra representa una media inferior al 15%. Asimismo, el aporte del consumo eléctrico en el proceso de manipulación y transformación es inferior al ligado a la utilización de materiales para envasado, como vidrio o plásticos.

En el mismo se enumeran varios aspectos que pueden ayudar a reducir la huella de un producto agroalimentario, como la elección correcta de los fertilizantes y su modo de aplicación, una gestión adecuada de los residuos, eficiencia en el uso de maquinaria, embotellado y packaging más eficiente así como contratar con una compañía comercializadora de electricidad verde e incorporar energías renovables.