Parece que vamos a seguir oyendo hablar de resistencias antibióticas y superbacterias mucho en los próximos años. Un tema que las administraciones insisten, y supuestamente los sectores quieren, enfocar bajo una perspectiva One Health, pero sobre el que no dejamos de leer y escuchar informaciones en los medios culpabilizando a una u otra de las partes.

 

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Recordemos que este es un problema generado por un uso poco responsable de los antibióticos a nivel general, tanto en salud humana, como en salud animal. No parece que existan estudios cuyas conclusiones sean decisivas para saber quién y cuanto puso más de su parte en esta historia; unos dicen unas cosas y otros lo contrario…, lo verdaderamente importante, más allá de poner la pelotita en el tejado del otro, y aunque nuestra propia naturaleza se rebele contra ello, es que se implementen medidas urgentes y globales, que afecten a todos los sectores implicados y en todos los países.

De hecho, un estudio llevado a cabo en 2015 por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y el Centro Europeo para la Prevención de Enfermedades (ECDC), destinado a comprar el uso de antibióticos en medicina humana y animal resalta hechos a tener muy en cuenta:

  • El consumo de varios antimicrobianos ampliamente utilizados en la cría de animales fue mayor en animales que en humanos, mientras que el consumo de antimicrobianos de importancia crítica para la medicina humana (como las fluoroquinolonas y las cefalosporinas de 3ª y 4ª generación) fue mayor en los seres humanos.
  •  La situación varía en los diferentes países.
  • Tanto en humanos como en animales, se observaron asociaciones positivas entre el consumo de antimicrobianos y la resistencia correspondiente en bacterias para la mayoría de las combinaciones investigadas. En algunos casos, también se encontró una asociación positiva entre el consumo de antimicrobianos en animales y la resistencia en bacterias de seres humanos.
  • Al resaltar los hallazgos preocupantes, estos resultados deben interpretarse con cautela debido a las limitaciones actuales de los datos ya la complejidad del fenómeno de las resistencias, que está influenciado por varios factores además del consumo de antimicrobianos.

 

Y es que pocos datos parecen tan contundentes y objetivos y se repiten tanto como el de las 25.000 muertes que cada año tienen lugar en Europa como consecuencia de las resistencias antimicrobianas y los 1.500 millones de euros en costes evitables, como resultado de los días de hospitalización.

Dejemos de buscar culpables y vayamos de una vez a los hechos o dentro de unos años tendremos que admitir nuestro fracaso, un fracaso que se cobrará vidas y que tendrá graves repercusiones económicas: Provocará una caída del PIB a nivel mundial del 3% de media (hasta el 5% en los países más desfavorecidos) y arrastrará en todo el mundo a 28 millones de personas a la pobreza.