Observatorio de Salud y Medioambiente de DKV Seguros y ECODES “Alimentación saludable y sostenible. Claves para convertir la alimentación en la palanca de cambio del mundo que queremos”

Cambiar el sistema de alimentación actual para conseguir un mundo más saludable, justo y sostenible.

Fecha: 22-Oct-2020

Fuente: Ecodes

Presentación del Observatorio de Salud y Medioambiente de DKV Seguros y ECODES

“Alimentación saludable y sostenible. Claves para convertir la alimentación en la palanca de cambio del mundo que queremos”

Cambiar el sistema de alimentación actual para conseguir un mundo más saludable, justo y sostenible

 

  • Más de 820 millones de seres humanos en el mundo pasan hambre, 2.000 millones sufren hambre oculta y otros 2.000 millones tienen sobrepeso y obesidad.

  • La alimentación sigue siendo un derecho humano que no se cumple.

  • Nuestra alimentación puede ayudar al planeta: la producción ecológica de alimentos puede reducir entre un 48 y un 66 % las emisiones respecto a la producción no ecológica.

  • La publicación ofrece 10 claves para una alimentación saludable, sostenible y justa.

La preocupación en torno al carácter saludable de los actuales sistemas alimentarios ha ido creciendo en los últimos años, a la vista de que en la actualidad sigue habiendo más de 820 millones de seres humanos en situación de hambre (las cifras han crecido en los últimos tres años), en torno a 2.000 millones que sufren hambre oculta (carencias de micronutrientes) y otros 2.000 millones más con sobrepeso y obesidad.

Estas cifras requieren un cambio radical en el sistema alimentario actual, hay que utilizar la alimentación como una herramienta para cambiar el mundo. La alimentación saludable y sostenible nos va a dar a conocer cómo convertir el sistema alimentario actual en la palanca de cambio que nos permita habitar en un mundo más justo, sostenible y saludable.

La crisis del coronavirus ha revelado nuestra vulnerabilidad y la importancia de restablecer el equilibrio entre la actividad humana y la naturaleza. Necesitamos un equilibrio nuevo y mejorado entre la naturaleza, los sistemas alimentarios y la biodiversidad para proteger la salud y el bienestar de nuestros ciudadanos.

Con motivo del Día Mundial de la Alimentación (16 octubre), DKV ha presentado hoy de la mano de ECODES su Observatorio de Salud y Medioambiente “Alimentación saludable y sostenible. Claves para convertir la alimentación en la palanca de cambio del mundo que queremos”. La publicación cuenta con 26 artículos escritos por expertos que se centran en la alimentación y que han sido recopilados del blog DKV 360, donde se tratan las últimas tendemos en innovación social y responsabilidad empresarial.

La presentación ha sido en streaming y ha contado con la participación de Josep Santacreu, consejero delegado de DKV; Víctor Viñuales, director de ECODES; Nicolás Olea Serrano, médico, catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada; Noemí García, nutrición, proyectos de Alimentación; José Mª Medina Rey, durante 20 años director de Enraíza Derechos (antes PROSALUS) y profesor de la Universidad Loyola Andalucía; y Cristina Monge, asesora ejecutiva de ECODES ha moderado el evento.

En palabras de Josep Santacreu, consejero delegado de DKV,  como empresa activista, desde DKV defendemos causas como la alimentación saludable, la lucha contra la obesidad infantil o la integración de las personas. De hecho, no es la primera vez que trata este tema en el observatorio. En la primera edición en 2008, el tema fue “Alimentación, medio ambiente y salud”, este año, más de una década más tarde se vuelve a abordar desde una perspectiva actual, contando de nuevo con el apoyo de ECODES”.

Víctor Viñuales, director ejecutivo de ECODES, ha señalado las conexiones en el sistema agroalimentario mundial, aunque no siempre se perciban bien. “La soja que produce el terrateniente que destroza la Amazonía brasileña para extender su producción engorda el ganado que compramos en filetes en la zona de frío de los supermercados. Sin embargo, no solo hay un encadenamiento de los problemas, también se produce un encadenamiento de las soluciones. Nosotros sufrimos las consecuencias de los encadenamientos causales agroalimentarios en nuestra vida cotidiana, pero también podemos provocar el proceso inverso: que nuestros hábitos alimentarios ayuden a mejorar el mundo. Ese es el objetivo último de este número: informar, animar a la reflexión y animar a la acción transformadora”.

Algunos de los temas tratados por numerosos expertos en esta edición son: el desequilibrado sistema alimentario actual; la alimentación como derecho humano; nuestro cuerpo y los disruptores endocrinos; el gran desafío de la pérdida y desperdicio de alimentos y cómo nuestra manera de alimentarnos afecta en el planeta: por las emisiones de gases de efectos invernadero, la contaminación de suelos y aguas, la pérdida de biodiversidad, la deforestación, etc. Sin olvidar la importancia de las políticas públicas que, aunque van en el camino hacia la sostenibilidad deben ser más ambiciosas, rápidas y coherentes para desarrollar cuanto antes sistemas alimentarios sostenibles y saludables para los humanos y para el planeta.

Como ha comentado Noemí García en el encuentro, “la dieta es saludable cuando a la vez es sostenible, responsable y ética. Además, de cumplir con las necesidades nutritivas y calóricas del organismo, la alimentación debe contribuir a definir un sistema alimentario respetuoso con el medio ambiente, adaptado al territorio, que minimice la generación de residuos y que apueste por la agroecología”.

La alimentación como derecho se consagró en el Pacto Internacional de Derechos económicos, sociales y culturales y se ejerce cuando todo hombre, mujer o niño, ya sea solo o en común con otros, tiene acceso físico y económico, en todo momento, a la alimentación adecuada o medios para obtenerla. Hoy en día es un derecho que sigue sin cumplirse.

Los principales elementos clave de la alimentación son la disponibilidad en cantidad y calidad para cubrir necesidades fisiológicas de los individuos, libre de sustancias nocivas y aceptable culturalmente; accesible desde el punto de vista físico y económico; estable y duradero; y adecuado, o determinado por las condiciones sociales, económicas, culturales, climáticas y ecológicas.

La presencia de sustancias en los alimentos es una realidad que afecta a nuestras vidas: una de cada cinco muertes a nivel mundial en 2017, unos 11 millones de fallecimientos, se asociaron a una dieta pobre causante de enfermedades cardiovasculares, cánceres y diabetes de tipo 2, según un estudio publicado en la revista médica The Lancet.

Los disruptores endocrinos son sustancias químicas que una vez dentro del organismo modifican el equilibrio de las hormonas. Estas son mensajeras químicas que conectan órganos y tejidos dentro de nuestro organismo. Los disruptores tienen muy diferente origen y estructura química, que en algunos casos tiene cierta similitud molecular con las hormonas naturales o endógenas, pero al final acaban interfiriendo sobre la síntesis, transporte, metabolismo o unión a receptores específicos de las hormonas. Lo que hacen es que “hackean” el mensaje hormonal. Tal y como ha explicado el Dr. Nicolás Olea en la presentación.

¿Cómo podemos evitarlos? Una parte es a través de nuestra alimentación. Y es que, cuidando nuestra alimentación, no solo cuidamos de nosotros si no, también del planeta.

Según la FAO, la producción ecológica de alimentos puede reducir entre un 48 y un 66 % las emisiones respecto a la producción no ecológica. De hecho, los productos de origen animal son responsables de entre el 56-58 % de las emisiones totales de GEI (gases de efecto invernadero) de la producción de alimentos, mientras que solo proporcionan el 37 % de nuestra ingesta de proteínas y el 18 % de las calorías.

José María Medina nos ha explicado cómo el desafío de avanzar hacia sistemas alimentarios sostenibles también nos lleva a cumplir algunos de los ODS: el 2 fin al hambre, 12.3 reducción desperdicio alimentario, 14.4 y 6 hacer sostenible la explotación pesquera, 15 preservar los ecosistemas terrestres y luchar contra la desertificación, entre otros. En conclusión, las dietas más adecuadas para nuestra salud pueden ser también las más adecuadas para la salud del planeta y para avanzar en la agenda de la sostenibilidad.

Pensando en las personas que quiere actuar ya plantea 10 claves para una alimentación saludable, sostenible y justa:

  1. Consume productos frescos, locales y de temporada. Además de reducir los impactos medioambientales del transporte y del almacenamiento estarás ayudando a mejorar el impacto social y económico de tu entorno.
  2. Reduce el consumo de alimentos de origen animal. Especialmente el consumo de carne: menos y de mejor calidad.
  3. Come legumbre tres veces por semana. Son buenas para tu salud y contribuyen a mantener la biodiversidad y la fertilidad del suelo.
  4. Evita los preparados/cocinados y ultraprocesados, evitarás muchos de los aditivos, azúcares y sal añadidos en la preparación, conservación y almacenaje
  5. Consume productos ecológicos, libres de productos químicos como pesticidas, fertilizantes o fármacos.
  6. Apoya los productos de comercio justo. Con ellos garantizas condiciones laborales adecuadas y salarios dignos.
  7. Compra a granel, evita los productos sobreenvasados y “súper plastificados”.
  8. Siempre que puedas elige beber agua del grifo frente al consumo de agua embotellada.
  9. Evita el despilfarro de alimentos.
  10. Reclama a la administración que impulse la alimentación saludable y sostenible. Apoya iniciativas ciudadanas como por ejemplo “Salvemos a las abejas y a los agricultores (https://www.savebeesandfarmers.eu/spa).